Sentada en un bar, sola con una copa en la que ya apenas quedaba más que hielo, me inundó la tristeza que acompaña a la ausencia. El vacío ocupó la silla que en otro momento tuvo un nombre. Y fue entonces cuando brindé con mi vaso casi vacío por mi nueva compañera de viaje: la soledad.
Isa
A veces la soledad es la mejor compañera... échale un vistazo a este blog, tal vez te interese!
ResponderEliminarhttp://dont-destroy-the-small-ideas.blogspot.com/
un saludo:)
Me gusta este mini-texto
ResponderEliminarLo de la silla que tuvo un nombre me gusta mucho ^^
Y respecto a la temática, la soledad resulta buena en ocasiones, pero la compañía es más gratificante.
Mi humilde opinión ;)